12 Cosas que veo por ahí... y me hacen pensar que nos estamos durmiendo
- Néstor Gómez
- 22 jul
- 3 Min. de lectura
Este mes ha estado muy movido: mentorías con líderes, convenciones empresariales, voluntariados en comunidades, asesorías a empresas, en fin. Y ahí veo muchas cosas últimamente. No sé si es que tengo el ojo más agudo o si el mundo se está poniendo cada vez más surreal. Pero la verdad me dan ganas de gritar con megáfono y cafetera en mano: ¡DESPERTEMOS! No por molestar. Sino porque lo veo por todos lados: estamos cumpliendo, pero dormidos.
Veamos algunos síntomas del Adormecimiento Colectivo Agudo que he encontrado por ahí:
Jóvenes ejecutivas, súper brillantes, cumpliendo KPIs con excelencia, pero reventadas por dentro. Enfermas de burnout, con ojeras de 4 capas y sonrisas de filtro. Cumpliendo, no viviendo.
Equipos que proclaman su propósito en altavoz, con himnos, posters y credos colgados en todas las paredes, pero llegan tarde a las reuniones, bostezan en los Zooms y ponen la cámara en “modo sábana”.
Líderes que dicen querer armonía con sus trabajadores pero no dialogan, no escuchan, no deciden. Solo se dedican a declamar discursos o defender posiciones. Un liderazgo más parecido a “decoración de conflicto”.
Empresas que ahora descubren que tienen que opinar sobre asuntos políticos. Pero no desde el oportunismo, desde el rol. Y se preguntan: “¿Nos metemos o nos hacemos los dormidos?” Cuidado: Si no se meten, los meten. Mientras seguimos distraídos en los titulares.
Servidores públicos que saben para qué juraron, pero ya no se acuerdan. Están tan anclados a los sistemas, los plazos y los formularios, que se les olvidó que lo suyo era servir, no simplemente sobrevivir.
Fundaciones con millones de diagnósticos y cero decisiones. Están en la fase eterna del “modelo de intervención”, “marco lógico”, “plan de acción”. Llevan 7 años diseñando y aún no han intervenido ni el tinto del vigilante.
Comunidades más empobrecidas, pero enfocadas en disputas internas de poder, replicando las prácticas perversas de los políticos profesionales: prometer lo que no se puede cumplir, buscar el beneficio individual con los recursos de todos.
Madres que esperan que el cura o el profe le haga el plan de vida al hijo.Porque claro, ¿quién tiene tiempo de acompañar emocionalmente cuando hay que sobrevivir cada día?
Gente trasnochada, con los ojos enrojecidos y el alma desgastada por TikTok, debates políticos y series donde nadie duerme. Insomnio patrocinado por algoritmos que saben más de ti que tu propio terapeuta.
Un país distraído por los shows de sus líderes. Pendiente de la pelea de la semana, del meme del día, del escándalo nuevo, mientras la corrupción sigue ahí, jugando su partida en silencio.
Una humanidad armada hasta los dientes, con misiles dirigidos y consciencias distraídas. Una maravilla de ingeniería para destruirnos mientras discutimos por Twitter
Un hombre en el espejo que ve pasar el tiempo y que no quiere esperar más a que las cosas pasen…
Y entonces… ¿qué hacemos? ¿Dormimos otro ratico? ¿Diseñamos otro comité? ¿Diagnosticamos por décima vez la falta de liderazgo?
O tal vez, decidimos dejar de distraernos, dejar el drama, dejar de declamar, dejar de depender… y DECIDIR DESPERTAR.
Con Determinación. Desde dentro. Desde el lugar donde empieza todo: ese instante donde uno se mira al espejo y dice: “Depende de mí.”
¿Te sentiste identificado con alguno de estos síntomas? Comenta abajo con una D: de dormido, de decidido, de despierto… o de drama. ¡Todo vale si nos sirve para no seguir en piloto automático!
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